Una artista de éxito a los 100 años
Trabó amistad con Jean Genet y Barnett Newman. Frecuentó los círculos artísticos de Josef Albers, Jean Arp, Willem de Kooning o Mark Rothko. Conoció a algunos de los grandes tótems de la creación del siglo XX en un apasionante periplo vital que la llevó a La Habana, París y Nueva York, sin dejar de pintar bajo el influjo de las vanguardias. Pero solo cuando cumplió 89 años vendió su primera obra de manera profesional. Hoy, con 100 años cumplidos el 31 de mayo, Carmen Herrera es una artista reconocida. Será objeto en 2016 de una retrospectiva en el nuevo Whitney Museum diseñado por Renzo Piano y sus cuadros cuelgan en algunos de los más importantes museos. El éxito sobrevenido, sin embargo, no parece perturbar demasiado a esta creadora cubana nacida en La Habana que sigue levantándose temprano para trabajar en su loft de Manhattan en una rutina que solo rompe sobre las 11 de la mañana para tomarse un whisky —“ scotch ”, apostilla— o una copita de champán, al que se