LEONORA CARRINGTON, EL ÚLTIMO ESLABÓN DEL SURREALISMO
Leonora Carrington nació en 1917 en cuna de oro, en la opulencia de la burguesía y la represión de las instituciones sociales, como su propia familia y la religión católica. Es mexicana de origen inglés. Su personalidad excéntrica, destacó a partir de su niñez, su esencia y su imaginación pertenecen al reino de los seres iluminados y genios. Ausente de artificialidad, libre de imposiciones morales y sociales. Poseedora de una genuina y auténtica congruencia entre sus pensamientos y sus actos, su fuerza y poder creativos son inmensurables.
Una niña rebelde y transgresora
Artista infatigable, siguió pintando y creando aún siendo muy mayor hasta el día de su muerte a los 94 años, en el 2011. Su legado está conformado por un extenso acervo pictórico, (sus esculturas adornan una de las calles principales de la Ciudad de México), y su obra literaria ambos de estilo surrealista, siguen siendo admirados y se mantienen vigentes.
Leonora creció escuchando los cuentos populares y mitos celtas que la nana irlandesa le contaba para arrullarla. Su infancia la vivió en el gótico y mágico Crookhey Hall, una mansión en Lancashire, Inglaterra y a esta combinación de historias, su capacidad de conversar y ver creaturas de otros mundos, su amor por la naturaleza, lo sobrehumano, los animales: las hienas y los caballos en particular, consolidó su imaginación extrasensorial como una antorcha de un fuego fértil, voraz e inextinguible, que se plasmará en su obra artística como pintora y escritora. Leonora, era pariente lejana en generación, pero presente de genes, de Oscar Wilde. “Niñez es destino” y Leonora fue una niña rebelde y transgresora.
No le tenía miedo ni a su padre, ni a las monjas, ni al diablo. Leonora era indomable, irreverente, anti-religiosa (aunque según dice podía levitar) y anti-social. Era ambidiestra y dibujaba compulsivamente. La expulsaron de los colegio de monjas, quienes interpretaron su comportamiento como una deficiencia mental. Sus padres no tuvieron más remedio que enviarla a Florencia, Italia al Mrs. Penrose’s Academy of Art. En esta ciudad su fascinación y amor por las artes plásticas, la llevaron a determinarse como una cuestión de vida o de muerte, que se convertiría en pintora. Regresó a Inglaterra, para ser presentada como debutante en la corte real de Jorge V.
Pintora y escritora
Posteriormente en uno de sus cuentos, Leonora Carrington, cuenta la historia de una joven que es suplantada por una hiena para asistir a la corte real, como debutante. La hiena, a pesar de su hedor, logra engañar a todo el mundo por llevar puesta la cara de la sirvienta que se devoró con la aprobación de la joven ama horas antes de la ceremonia.
En 1936, en contra de la voluntad paterna y con ayuda de su madre se muda a Londres a estudiar en la Academia Ozenfant, ese mismo año asiste a la Exhibición Internacional de Surrealismo en Londres, y aquí su vida da el primer giro que marcará su destino y su obra: queda impresionada por las pinturas, frottage, collages, del iconoclasta y célebre maestro surrealista Max Ernst. Max, era hombre casado y 25 años mayor que ella. Un año después, se conocieron en persona y al encontrarse se volvieron locos de amor, y huyeron juntos a París.
El alter ego de Max Ernst, Loplop tomó bajo sus alas a su Desposada del viento y protégé Leonora Carrington. Irremediablemente Leonora conoció y se relacionó con el círculo de surrealistas: André Breton, Paul Eluard, Dalí, Man Ray, Miró, Picasso, quienes estaban impresionados por La Sorcière, el estudio sobre las brujería, escrito por MIchelet. Breton relacionó el poder creativo de las brujas con el de la musa femenina.
Leonora se ve así misma como la bruja-musa, ella predice el futuro movimiento feminista que adopta el modelo de la bruja como manera de empoderar a la mujer y hacerla independiente.
Una historia de amor truncada
En 1938 tiene su primera exhibición junto con Ernst en París y Amsterdam. Se mudan a Provence, cerca de Avignon. La Segunda Guerra Mundial está a punto de estallar y Max Ernst es detenido primero por los franceses y después por los alemanes. Leonora sufre una desestabilización psico-emocional, logra huir de Francia a Portugal, y por órdenes de su padre es internada en una clínica mental en Santander, España, de la cual logra escapar. Escribe sus memorias del manicomio y colapso mental en Autobiografía, o bien, “Down Below”. Por amistad y conveniencia contrae matrimonio con el escritor y diplomático Renato Leduc, con el fin de huir de España, de Europa y de su familia. Visitan Nueva York, se reencuentra con Max Ernst, quien ya tenía una relación con Peggy Guggenheim.Se reencontraron pero era demasiado doloroso intentar revivir ese amor idílico, la ruptura fue traumática y el affair desbocado había rendido sus frutos artísticos en ella, por eso es que no quedaba nada más. Carrington logra tener exhibiciones individuales en la Galería Pierre Matisse, así como exposiciones colectivas en el Museo de Arte Moderno y en el Peggy Guggenheim’s Art of this Century Gallery.
Surrealista en México
En ese período escribe “El séptimo caballo y otros cuentos”, “Esperando”, y “Conejos blancos”. Llegando a México en 1942, se divorcia de Leduc. Conoce a Frida Kahlo, (a quien consideraba mejor artista que al mismo Diego Rivera)y a ese círculo de intelectuales, pero ella opta por reunirse con los surrealistas europeos exhiliados, entre ellos Breton. Se reencuentra con Remedios Varos, pintora surrealista española, con la cual establece una amistad entrañable y a su futuro y último marido, el fotógrafo húngaro Emeric Weisz. Varos y Carrington además de reírse juntas a carcajadas y hacer travesuras y bromas estudian juntas temas esotéricos, tantrismo tibetano, alquimia, el Cábala, la obra de Carl G. Jung y del místico ruso Gurdjieff y el Popol Vuh. Indudablemente Leonora reforzó en los siguientes treinta años su esencia mística en el país surrealista por excelencia, que es México. En su libro fantástico “La trompeta acústica”, Leonora crea a sus personajes basados en las figuras que habían ejercido una influencia mágica sobre ella, incluyendo a Remedios.
Curiosa e impestuosa buscadora e investigadora incansable del subconsciente, del mito, la imaginería animal y del simbolismo oculto. Esa es Leonora Carrington la gran artista de vida de novela, guerrera exiliada y último eslabón surrealista.
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