Muere Luise Rainer, una actriz independiente
Tenía 104 años y parecía eterna Luise Rainer. “El secreto de una vida larga es no creer nunca a los médicos”, decía. Se la vio hace poco tomando café en una terraza de Lugano, ciudad en la que residió parte de sus últimos años. Y hace tres inauguró su estrella de la fama en Berlín, acomodada ya en silla de ruedas pero con la misma vitalidad y la misma sonrisa que la caracterizaron siempre. Murió ayer en Londres, ciudad en la que había cosechado algunos de sus grandes éxitos teatrales. El teatro fue su pasión desde que de jovencita se alistó en la compañía del legendario Max Reinhardt (“Luise Rainer en un escenario es pura poesía”, dijo de ella Thomas Mann), pero pasará a la historia por los dos Oscar que recibió en la meca del cine: en 1937 por El gran Ziegfeld, y en 1938 por La buena tierra, arrebatándoselo en esa ocasión a Greta Garbo, candidata por La dama de las camelias, papel que la Rainer había rechazado. Luise Rainer cautivó con su expresión ensimismada,