Tanja Rham, exprostituta y psicóloga: “Mi discurso en el Congreso Abolicionista Internacional de París. La prostitución nunca es una opción libre”.
Congreso Abolicionista Internacional, Paris 2014
Después de 3 años en prostitución, casi me tiro desde una ventana – desde el tercer piso. Así es como me hacía sentir la prostitución,- como si no tuviera nada por lo que vivir. Había sido violada tantas veces, que ya casi no quedaba nada de mí- ni dentro, ni fuera. No era nada. No tenía ningún valor. Me sentía completamente inútil. Yo era una máquina para el entretenimiento de otros, sus deseos sexuales y su perversa explotación.
Pasé 9 años en terapia para llegar a donde estoy hoy. E incluso aunque siga hablando sobre la violencia experimentada en la prostitución, aún vivo esos traumas. Pero nosotras, como supervivientes, tenemos que hacerlo. Tenemos que seguir hablando sobre la violencia, para que nadie olvide o sea manipulado para pensar que la prostitución es algo tan siquiera cercano a un trabajo.
La prostitución es una industria que abusa masivamente de gente en circunstancias de vida desesperadas. Es un fenómeno social en el que los dueños de los burdeles, los chulos y los traficantes logran los mayores beneficios en nombre de la desesperación de la gente por obtener un nivel de supervivencia y seguridad económica básicos. Los clientes son la causa directa de la explotación que tiene lugar en prostitución. Ellos son los que demandan el suministro de nuevas jóvenes, mujeres y niñas inocentes.
Utilizar el término “trabajo sexual” es una forma de glorificar lo que ocurre en prostitución, y es una forma de seducir a la sociedad para que piense que la prostitución es una opción libre comparable con otras profesiones. El término “trabajo sexual” intenta normalizar e ignorar el daño que causa la prostitución. Utilizando el término trabajo sexual se violan derechos humanos básicos, porque el término “trabajo sexual” quita el foco del daño, la explotación y el abuso que tienen lugar en la prostitución, además de fomentar su comercialización, que cada vez es más y más frecuente, especialmente la del cuerpo y la sexualidad de las mujeres.
El lobby de la prostitución habla de la misma como parte de la liberación sexual de las mujeres. Ellos alegan que la elección de prostituirse es individual, y que esta es una expresión del derecho de las mujeres a hacer con sus cuerpos lo que les plazca. Ellos describen la prostitución como una forma de elegir por sí mismas, en lo que a la comercialización de la sexualidad humana se refiere. El problema es, que ellos eligen en nombre de todas las mujeres del mundo. – Ellos eligen comercializar la sexualidad de las mujeres en general.
No veo ninguna relación entre prostitución y liberación sexual. Considero que la prostitución es tan opresiva como falta de reconocimiento de que las mujeres tienen derecho a una vida donde su sexualidad no sea comercializada, y donde a la sociedad le importe que haya gente que es explotada, abusada y marginalizada como lo son en prostitución. La sociedad debería hacerse responsable de la gente que no tiene opciones y de las mujeres que no tienen voz en el debate de la prostitución. Las mujeres que realmente tienen opciones, tienen la opción de elegir algo más, y muchas mujeres no tienen esa opción.
La prostitución es el mercado de los clientes. La prostitución está basada en las condiciones de los clientes. La prostitución existe en manos de criminales. La prostitución son casas donde se trafican personas, personas vulnerables, personas que se dañan a sí mismas, personas pobres y personas que sufren y en muchos casos han sufrido distintos grados de abuso. La mayoría de personas en prostitución pueden ser incluidas en alguno de esos grupos.
El 18 de noviembre impulsé un nuevo grupo de supervivientes en Dinamarca. Ninguna de las mujeres con las que he estado en contacto reconoce la imagen que los lobbies de la industria del sexo nos han pintado de la prostitución como “trabajo sexual” o “liberación sexual”. Estas mujeres hablan de la prostitución como una forma de supervivencia, como un comportamiento destructivo y como falta de opciones.
La prostitución no puede ser comparada ni con sexo ni con trabajo porque los servicios sexuales tienen lugar únicamente bajo las premisas del prostituidor, y porque ningún derecho legal ni sindical protegerá nunca a las prostitutas de la violencia sexual que tiene lugar en prostitución.
Una encuesta danesa del año pasado muestra que los hombres que compran sexo son cada vez más y más jóvenes. Hay una relación directa entre la normalización de la cosificación de las mujeres y la actitud liberal hacia comprar sexo. La aceptación de la comercialización del cuerpo de las mujeres reduce a las mujeres a cosas que pueden ser vendidas y compradas.
Las supervivientes de prostitución hemos visto y experimentado como los puteros muestran una visión condescendiente y carente de todo respeto por las mujeres que compran. Esto es porque los hombres que compran sexo pueden permanecer en el anonimato total y no necesitan rendir cuentas por sus acciones. Hablamos de simpáticos maridos y amorosos papás, que muestran partes de su personalidad que esconden al resto del mundo en su vida normal, partes, que son mostradas a las mujeres que están en lo más bajo de la sociedad, las más vulnerables, avergonzadas y marginalizadas. Las prostitutas.
Nunca, ni en mis 3 años en prostitución, ni en los 4 que llevo dando la cara en público, he conocido una sola mujer que se prostituyera habiendo podido elegir libremente, teniendo verdaderas opciones. Ninguna de las mujeres con las que he estado en contacto habla de la prostitución como una forma de liberación sexual. Y ninguna de ellas habla de sexo, placer, o de vidas saludables durante la prostitución.
De lo que ellas hablan es de dolor, del daño que vino en forma de shock, mientras aún estaban dentro o después de que dejaran la prostitución. Hablan de depresión, de ansiedad, de pensamientos suicidas, del Síndrome de Estrés Post Traumático, de tremendos problemas para involucrarse en relaciones personales, relaciones con hombres, y especialmente, problemas con la intimidad y la sexualidad.
La aceptación de una industria donde millones de personas alrededor del mundo son abusadas y explotadas es lo mismo que ignorar el derecho de todas las mujeres a una vida en condiciones seguras, sin ser convertidas en objetos o comercializadas. La prostitución afecta a todas las mujeres y no solo a las mujeres en prostitución. Una sociedad que acepta la prostitución acepta una opresión que no reconoce a las mujeres como seres humanos iguales.
Encuentro interesante que el debate sobre prostitución esté constantemente centrado en las prostitutas y su libertad de elección. ¿No es ya hora de poner el foco en los clientes, de poner la atención en los que sistemáticamente nos exponen a la violencia sexual? ¿Dónde están? ¿Por qué no hablan ellos sobre su libre elección de comprar sexo? ¿Por qué no se les ve más en público? ¿Por qué no cuentan a sus mujeres y familias lo que hacen? ¿Por qué no hablan de su comportamiento agresivo hacia las prostitutas? ¿Por qué no cuentan la violencia que ejercen sobre las prostitutas? ¿Por qué no hablan de sus continuos intentos de exceder todos los límites y condiciones que les ponen las prostitutas?
Pues porque ellos saben que ninguna sociedad aceptaría las acciones que ejercen como compradores. Pero cuando las mujeres que han estado en prostitución hablan de esas acciones, es difícil que la gente crea que eso realmente ocurre dentro de la prostitución.
La prostitución no tiene nada que ver con el derecho a decidir qué hacer con tu cuerpo. En realidad, tú no decides nada en prostitución. Bueno, quizá decidas el precio, quizá decidas no hacer anal, y quizá decidas no hacerlo sin condón. Pero cuando hablamos de límites, los compradores se los saltarán, harán todo lo posible por excederlos, porque esa es una de las cosas que realmente les pone. Les pone ver lo fácil que es saltárselos, obligar a la prostituta a hacer cosas que ella no quiere o con las que no está de acuerdo, porque él tenía justo el puñado de dinero que hacía falta.
Eso es explotación – eso es poder masculino. Eso es lo que la gente llama “trabajo sexual”. Yo nunca he oído de otra ocupación donde te tengas que disociar a ti mismo de lo que haces. Pero en prostitución tienes que hacerlo, porque no hay ser humano que aguante tantas violaciones.
La prostitución nunca ha ido de prostitutas; La prostitución va del derecho de los hombres a violar mujeres. Comprar sexo degrada el valor de TODAS las mujeres.
Prohibir la compra de sexo es una cuestión de igualdad y derechos humanos, si no por ti y por mí, por nuestros niños, por la seguridad de nuestras hijas. Ellas no han pedido esta violencia, y nosotros tenemos la habilidad de protegerlas de ser cosificadas, comercializadas, mercantilizadas y reducidas a máquinas destinadas a ser propiedad de la sexualidad de los hombres.
Nadie anhela ser prostituta. La prostitución no es una elección, es ausencia de oportunidades. Pongamos la responsabilidad donde tiene que estar. Dejemos que los clientes sean responsables de sus acciones, criminalizándoles. Esa es la única manera de proteger a las personas explotadas en la industria del sexo.
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Tanja Rahn fue prostituida durante 3 años en diferentes burdeles de Dinamarca. Sufriendo de ansiedad y depresión, consiguió salir con gran trabajo de la prostitución y terminar la carrera de psicología, y recientemente, la de educación social. Actualmente, escribe libros (“Amor y sexualidad de la A-Z”) y artículos, enseña a sus alumnos sobre sexualidad y es una incansable activista social y política contra la prostitución. A pesar de que Tanja no fue forzada “físicamente” a prostituirse por ninguna mafia o chulo, y de que mientras era prostituta afirmaba haber elegido ese camino libremente, después de un largo proceso de terapia, descubrió que su camino hacia la prostitución había sido el resultado de una coerción psicológica, por una niñez disfuncional y una adolescencia plagada de abusos sexuales, que tuvo como resultado una baja autoestima, así como falta de confianza en sí misma, derivadas de todo lo vivido y de la inestabilidad que la rodeaba. Ahora asegura que “La prostitución nunca es una opción libre”.
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