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Lidia Falcón: "Tú no derrotas al poder así, con una fiesta o una manifestación"

Lidia Falcón, fundadora del Partido Feminista. / Web Oficial de Lidia Falcón.

Al terminar la entrevista, Lidia Falcón O’Neill me alarga un libro. Es suyo y se titula La pasión feminista de mi vida (El viejo topo, 2012). En la solapa, Falcón nació antes del golpe de estado del 36. Ante mis ojos, en su casa, este lunes lluvioso de primavera estrenada, esa Lidia Falcón O’Neill es presente rabioso.
Tras leer el libro y antes de publicar esta entrevista, vuelvo a la dedicatoria: “A mi madre, Enriqueta O’Neill de Lamo, la escritora Regina Flavio, heroína anónima, cuyo sacrificio y esfuerzo, que acabó con su vida, salvó a todas las mujeres de la familia de la extinción, y a quien debo la pasión por el feminismo y la justicia que explica estas memorias”. Me suena tanto que busco en la librería casera. Allí voy a dar con su Al fin estaba sola (Montesinos, 2007). Y la dedicatoria: “A mis bisabuelos Anselmo de Lamo y Micaela Jiménez/ A mi abuela Regina de Lamo, hija de aquellos/ A su hija, mi madre, Enriqueta O'Neill/ Luchadores por todas las causas nobles en cuya defensa invirtieron la libertad y la vida, e injustamente olvidados por la ingratitud de las generaciones presentes.”. Apelación, memoria y raíz.
Arranca ella hablando, claro:

"Yo querría clasificar las libertades en absolutas y relativas. Y la libertad de expresión es absoluta. O la defiendes absolutamente o un día te tocará a ti, un día irán a por ti y entonces no habrá nadie que te pueda defender. Y tenemos una corriente en el feminismo que entiendo, porque todos los días nos insultan, que quiere censurar los contenidos machistas, tanto en la prensa y la televisión como en redes sociales. Cada vez que un monstruo por ahí habla mal de las mujeres… ".

En contra de dicha censura, pues.

El otro día un tipejo hablaba a favor de la prostitución y mis compañeras querían que lo persiguiéramos, no sé cómo, pero la pregunta era: ¿Hay que permitírselo? ¿Hay que permitirle que hable a favor de la prostitución? Claro que hay que permitírselo. Al permitírselo estoy defendiéndome a mí, defendiendo mi libertad. Pienso en la persecución de los tuiteros, del cantante, y resulta inaceptable. El caso es qué defendemos.

¿Qué defendemos?

La libertad de expresión, absolutamente. Claro, si dices “te voy a ir a matar a tu casa mañana”, hay un delito de amenaza a perseguir. Es otra cosa. Pero si lo que dices es “a mí me gustaría verte muerta”, le puedes contestar “y a mí verte a ti en el infierno”. Y ya está.

Hablaba de la posibilidad de censurar obras literarias, lo que proponen desde ciertos sectores del feminismo.

De ninguna manera debe ser así. Además, ¡no quedaría ninguna! Ni científica, ni artística, ni literaria, ni política. Desde que se inventa la escritura, hace seis mil años o los que sea, o la representación gráfica, todas las obras cumbre de cualquier disciplina universal son machistas, excepto algunos personajes muy excepcionales, y muy avanzado ya el Renacimiento… No, eso sería un disparate. Mutilar la cultura universal sería loco, y claro que hay que enseñarla. Es lo que tenemos. Me parece disparatado. Ahora, que nosotras vayamos a poner a las mujeres en el mundo y reivindicarlas y cómo hay que criticar a todos estos machirulos… Claro.
"O el feminismo participa en el poder y llega a los órganos desde los que se gobierna, o seguiremos con una pancarta en la calle durante 40 años más"

¿Tiene la sensación de que algo ha cambiado, de que algo acaba de cambiar?

¿En este momento? Sí. Lo que pasa es que no me gustaría decirlo, porque estamos en el momento exitoso. Pero cuando una tiene tantas experiencias… Yo diría que este es un momento convulso y muy determinante. Tenemos que lograr, desde el feminismo, la participación política con poder. Creé el Partido Feminista hace ya muchos años porque estoy convencida de que o el feminismo participa en el poder y llega a los órganos desde los que se gobierna, o seguiremos con una pancarta en la calle durante 40 años más. Esto es lo que en este momento podríamos lograr.

¿Lograr, qué?

Nosotras hemos avanzado mucho… . Sería el momento de conseguir el salto cualitativo, como se decía, que es pasar del movimiento social a la participación política y el partido. Al final, los que tienen el poder son los que firman el Boletín Oficial del Estado. Son los que proponen leyes, manejan los ayuntamientos, los que están en las diputaciones. Y si el feminismo como ideología política, como filosofía de actuación y como presión social, no se lo propone, esto se enquista.

¿Se refiere al pasado 8 de marzo?

Hace 40 años que estamos con una pancarta en la calle. Decía a veces que llevo 40 años en el paritorio y ya quiero salir. Aquí, ahora, en este momento, puede cambiar. Pero ¿ha cambiado ya, después del pasado 8M? No, naturalmente. Ahora puede haber una efervescencia, impulso o entusiasmo. O sea, nada.

¿No cree que el feminismo ha tejido una red más tupida?

Cuando el PSOE fue dominante en la política española, que fueron 22 o 23 años, el feminismo del PSOE reinaba. Ellas eran las que llegaban al BOE, conseguían la aprobación de las leyes, y también tuvieron influencia en la organización administrativa… . Entonces sí hubo una especie de escisión en el movimiento feminista, que no era exactamente escisión, pero ellas marcaban el paso y decidían lo que había que hacer. No atendían ni a las reclamaciones ni a las críticas. Eso se ha acabado, y no sé para cuánto tiempo, pero se les ha acabado. Y nos hemos encontrado en la misma arena.

¿Qué se ha acabado?

Aquellas mujeres han virado hacia un feminismo más radical. Antes todo eran loas al Gobierno, pero ya están en la postura de abolir la prostitución, prohibir los vientres de alquiler, etcétera. Pero la Ley de violencia es lo peor, lo que no conseguimos modificar, porque como se creyeron, y no es cierto, que eran ellas las autoras y propietarias de esta ley, no se puede modificar. En realidad, la violencia es el primer problema y mayor drama que tenemos. Pero si no nos unimos somos muy débiles, nos destrozamos.

Con el #MeToo, la denuncia pública de abusos y violaciones y el uso de la primera persona, ¿ha habido un salto?

Bueno, soy un poco escéptica ante estos fenómenos tan brillantes y tan, tan... . Como somos unos papanatas, siempre estamos pendientes de lo que hagan en Estados Unidos. ¿Las actrices estadounidenses salieron uno o dos días, y con eso se agitó todo el movimiento feminista de España? Pues no. Llevamos trabajando interminables años, las resistentes hemos sostenido incluso los años más bajos la concienciación, y además nosotras tenemos una montaña de muertas detrás.

O sea, ¿no hay 'salto'?

Esto ayuda, no digo yo que el hecho de que Susan Sarandon dijera que a ella, etcétera, pues claro. Sobre todo, al mundo municipal y espeso, ¿no? O sea, a todos los que no sabían nada. Pero el trabajo que se ha hecho en los grupos de base, en los centros sociales, el partido feminista en todas las ciudades, eso es lo que cimenta esta batalla. Y luego, una realidad: el 50% de las obreras no va a encontrar trabajo. Ya pueden estudiar las carreras que quieran. Son las más estudiosas, las que tienen mejores calificaciones, el sesentaytanto por ciento de la población universitaria… . Todo esto no significa nada.

¿Por qué?

Es que muchas profesionales no se habían organizado nunca. Se han enterado ahora. Porque las periodistas de mis tiempos ya protestábamos. Y otros colectivos, y por supuesto el movimiento de base que hemos protagonizado tantas. Pero hay sectores jóvenes o medio jóvenes que han estudiado, han vivido cómodamente en el mini estado del bienestar que se lo permitió y sus papás que las mantenían. Tenían varios másteres, y, cuando superan los 30 años, resulta que no han encontrado trabajo decente, con sus dos titulaciones, y además sus compañeros varones no les hacen ningún caso. ¡Y se acaban de enterar!
"La militancia no es una juerga ni acudir un día a una asamblea, armar un follón y luego no volver a aparecer"

Así que la popularización fruto de las denuncias de famosas quizás sí ha dado sus frutos.

Eso sí. Pero eso está muy bien para la población en general. Pero para un grupo de arquitectas que va a su asamblea de arquitectos y no las escucha nadie, sus compañeros ni las miran, no les sirve para nada. Y van a pedir trabajo, no se lo dan o les dan el de secretaria. Y cuando las contratan de secretaria el jefe les mete mano. Eso es chocar con la realidad, o sea tomar conciencia. Hay una franja de edad penosísima entre los 18, desde el fin del Bachillerato, y los 25 o 30, que siguen en la Universidad, con las hormonas funcionando y con todo pagado. Ya deberían ser adultas, y solo cuando por fin, tardísimo, tienen que ser responsables de su propia vida, se enteran de todo. Aunque algunas ya han recibido malos tratos antes.

Acaban, por lo tanto, tomando conciencia.

Hasta el momento de la adultez, el trabajo, la falta de oportunidades, el desprecio de los colectivos en los que están… . Creo que estas se están uniendo de una manera bastante útil y eficaz al movimiento feminista. Pero el movimiento no puede seguir solo con una pancarta en la calle, y digo solo.

¿Funciona la pancarta?

Yo estoy a la expectativa, como los pensionistas. ¿Las grandes manifestaciones? Pues estupendo y emocionante. Pero yo estuve en las de la Guerra de Irak y estuve en la marcha del 7M y estuve en marzo del año pasado… . Y eso es imprescindible, claro, pero hace falta algo más. O tenemos poder, o esto se queda ahí. El poder es imprescindible.

¿Existe una ruptura entre el feminismo que lleva décadas activo y las nuevas feministas jóvenes?

Se ha difundido la adoración de a la juventud. Como tenemos tan pocos niños, como no van a pagar las pensiones, estamos adorando a las jóvenes. Y estas jóvenes, de momento, no sirven.

¿Por qué no sirven?

Como militantes no sirven, su feminismo es una juerga. Cuando en las manifestaciones me harto de aguantar que canten, que bailen, que me empujen, y que digan tonterías como que las prostitutas son trabajadoras del sexo, pues me voy. Por ese camino, de ninguna manera. Ahora celebramos el 50 aniversario del mayo del 68, y ¿dónde está el mayo del 68? ¿Dónde está el 15M? Tengamos cuidado con estas explosiones de participación. La militancia no es una fiesta. La militancia no es una juerga ni acudir un día a una asamblea, armar un follón y luego no volver a aparecer. Y por supuesto, no es feminismo defender la prostitución, la teoría queer, ni los vientres de alquiler. Si continúan por ahí, el sector que continúe por ahí se disolverá como un azucarillo en agua. Lo veremos, porque ya lo hemos visto. La democracia también tiene violencia, que nadie piense que no la tiene. Este es un sistema perpetrado por la burguesía para instalarse, para mantenerse.
"El poder es muy fuerte y te dejará un día salir a la calle, claro, y te dejará hacer una huelga muy de cuando en cuando"

¿Cree que falta lucha de clase?

Ahora estas chicas viven muy bien. El otro día discutíamos y les dije: “Reconozcamos que somos unas señoritas, porque vivimos muy bien”. Y cuando me respondieron que si los salarios y tal, les contesté: “Pero comes cada día, ¿no?”. Pues eso les parece normal. Les parece normal poder pagar la luz, la calefacción, tener coche e irse de vacaciones aunque sea una semanita. Estas nenas y no tan nenas corrían por allí como en un patio de colegio e iban a la huelga entusiasmadas… . Yo les dije que debemos proponernos gobernar, lo que les pareció una cosa lejanísima. Una de ellas me respondió: “Bueno, poco a poco”. Y pensé que si tú, a los 30 años, dices “poco a poco”… ¿Qué significa poco a poco? ¿Que tus hijas y tus nietas seguirán en la calle corriendo también y con pancartas? Eso no es serio.

¿Qué es serio?

El feminismo es serio. Y la lucha por la liberación, no solo de la mujer sino de todos los oprimidos, es una lucha muy dura y que tiene que estar muy bien organizada. Porque el poder es muy fuerte y te dejará un día salir a la calle, claro, y te dejará hacer una huelga muy de cuando en cuando, claro, porque todo eso lo asume, igual que las manifestaciones de los pensionistas. Pero tú no derrotas al poder así, con una fiesta o una manifestación. Para militar hay que trabajar, hay que cansarse, hay que repetir cosas muy aburridas, hay que estar en la calle repartiendo folletos y pidiendo firmas, hay que ir al Parlamento 40 veces a que estos partidos se enteren de lo que tienen que legislar. Todo eso es cansado, y la fiesta, la manifestación, la asamblea, la juerga no tienen futuro. Se trata del enemigo. Al enemigo, ¿lo conocemos o no lo conocemos? ¿Nos hemos enterado del mundo en el que estamos o no? ¿Y ahora qué vamos a hacer nosotras? ¿Bailar a su son? ¿Estar al margen e irnos al campo a cultivar la tierra? El sistema no se erosiona así. Ni siquiera vamos a vencerlo, pero por lo menos lo conocemos y lo frenamos, lo erosionamos. Si no, nos lo permite como los padres dejan jugar a los niños en el patio.

¿Han notado ustedes un aumento de afiliaciones al partido feminista?

Sí, muchísimas. Pero no por este 8M ni por el MeToo, ¿eh? Nuestro aumento viene sobre todo de nuestro ingreso en Izquierda Unida. Porque, aunque los medios de comunicación la están invisibilizando, de eso se trata, IU tiene organización en todas las provincias españolas. Tiene locales alquilados y en propiedad en todas ellas, y tiene lo mejor que se puede tener: sus militantes. El tesoro de Izquierda Unida son sus militantes, porque son la escuela de la militancia. Son los supervivientes desde la posguerra, que son mayores y siguen en la calle, y sus hijos y sus nietos. Y los que entran. ¿Qué está pasando ahora? Pues que las municipales hay que contar con IU porque si no, no hay organización para los ayuntamientos.

El Partido Feminista ¿comulga con todos los principios de IU?

Sí. Cuando firmamos el acuerdo, que fue con Cayo Lara, aceptaban nuestro programa entero. Han pasado tres años. Con el PCE tenemos un punto de fricción en lo referente a la “autodeterminación de los pueblos”. Izquierda Unida es “antiotanista”, tema del que Podemos no dice una palabra. Y es un movimiento republicano y ponemos en cuestión los acuerdos con la Iglesia. Son cuatro puntos fundamentales: la OTAN, la Iglesia, la república, y qué hacemos con Europa, cómo nos relacionamos con ella.

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