Amma y la mística del abrazo



Amma domina la enorme carpa desde su trono. Miles de personas esperan su turno para recibir un abrazo de la gurú india. La cola avanza con lentitud. Cuando llega el momento, un discípulo ayuda al peregrino a arrodillarse y empuja con suavidad su cabeza hacia Amma. Entonces ocurre el abrazo. Unos duran unos segundos; otros, minutos. Una bendición murmurada al oído y un caramelo o una fruta ponen fin al encuentro. La ceremonia se prolongará durante horas, en ocasiones hasta 20 sin descanso. Amma abraza en malayalam, la lengua del estado indio de Kerala. Pero eso no impide a miles de occidentales sucumbir a su abrazo. Lleva repartidos 30 millones de abrazos por todo el mundo.
El mensaje de Amma contiene resonancias de diversas creencias y filosofías: «Actúa con compasión y ama a todos los seres humanos». Está mujer de 57 años, formas redondas y con vetas plateadas en su oscura melena es hindú, pero su religión «es el amor y el servicio a los demás».
Alabada como una mesías, unos la consideran una «Mahatma», un alma grande, como Gandhi. Para otros es mucho más. «Amma es un avatar. Cada cierto tiempo se produce una reencarnación de la divinidad. Vino Buda, después Jesús. Ahora Amma», explica Rosa, una española de 30 años que visita con frecuencia el ashram de Amritapuri, la capital de los abrazos. Si Cristo convirtió el agua en vino, a la gurú india se le atribuye la transmutación del preciado líquido elemento en leche.
La niña mística Sudhamani fue tomada por loca y expulsada de su familia. Hoy, con el nombre Mata Amritanandamayi Devi, más conocida como Amma o madre, da consejo a primeros ministros y poderosos políticos. A orillas del mar Arábico, en el sureño estado de Kerala, la choza donde nació se ha convertido en un enorme ashram o monasterio. En la temporada alta de verano, antes de que la santa emprenda uno de sus maratonianos «tours» para abrazar al mundo, hasta 3.000 personas —gran parte occidentales y muchos españoles— ocupan las espartanas habitaciones compartidas. El atuendo blanco inmaculado —a imagen y semejanza de Amma— abunda.
Su mensaje es antiguo, pero la «santa» ha abrazado el mundo moderno. Una «gurú 2.0». Ofrece rezos desde Internet. Sus actividades se pueden seguir en Twitter y cuenta con grupos de fans en Facebook. En su web se celebran subastas de objetos bendecidos o usados por ella. Con fines caritativos. Para ella existen la pobreza espiritual y la material.
Caridad y donativos
A base de abrazos ha levantado un emporio humanitario que lidia con las dificultades más terrenales. Tras el tsunami de 2004 donó 16 millones de euros para la reconstrucción de Kerala. Ha levantado 40.000 viviendas por toda la India, ofrece sanidad gratuita a miles de personas en sus hospitales. Cuenta con universidades. Legó a destinar un millón de dólares para los afectados por el Katrina.
Se estima que sus ingresos anuales se sitúan alrededor de 60 millones de euros. El dinero procede de donaciones y venta de productos, como vídeos de sus enseñanzas y muñecas con su aspecto. En sus viajes alrededor del mundo la acompaña un séquito de 150 voluntarios y es recibida por multitudes allí donde va. Hace dos años congregó a 35.000 personas en Barcelona.
Cuando se le pregunta a Amma por qué abraza, ella, que gusta de metáforas, responde que sería como preguntarle al río por qué fluye.

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