Danae Stratou, esposa de Varoufakis



Stratou pertenece a una de las familia empresariales más importantes de Grecia. Su abuelo fundó "Piraiki-Patraiki", una empresa textil que llegó a emplear a 10.000 personas y a tener fábricas en Alemania. Durante la segunda Guerra Mundial proporcionaron mantas y uniformes al ejército griego. Pero en 1980 elgobierno griego la calificó de "problemática" y decidió nacionalizarla y luego cerrarla.

Danae es la tercera de cinco hermanas. De pequeña le gustaba ayudar a su padre, el empresario Phaedon Stratos, con la mecánica del barco y las motos (las conduce desde niña) y prefería montar en bici que jugar con muñecas. Su madre, la escultora Eleni Potaga, siempre fomentó su creatividad.

Danae estudió arte y diseño en Central St Martins School de Londres, practica Tai-chi y tiene dos hijos de un primer matrimonio.

¿Cómo es su vida ahora?


Un caos. Hace tres días que he vuelto de Austin (Texas), donde he vivido los dos últimos años. A mi marido le ofrecieron dar clases en la Universidad de Texas y nos trasladamos allí con mi hijo pequeño, Nicolas. Él se ha quedado a estudiar allí.

Además de mudarse de país, ¿qué otras cosas han cambiado desde su marido es conocido?


Cuando salimos a la calle la gente le hace fotos. Pero nosotros intentamos seguir con nuestra rutina y nos seguimos desplazando en moto por la ciudad (cada uno tiene la suya). Lo importante es que mantenga la energía porque está trabajando muchas horas. Éramos conscientes de que las cosas iban a cambiar pero Yanis sentía que tenía que aceptar este trabajo.

¿Cómo ve Grecia en un futuro cercano?


Es un momento crucial. Todo está en un proceso de cambio. No sé qué puede pasar…. Depende de las negociaciones con Europa. Yo tengo la impresión de que hay dos fuerzas en Europa: una que quiere el cambio y otra que quiere que las cosas se queden como están. A mí me gustaría que las fuerzas creativas y progresistas triunfasen… Así podremos tener un futuro, criar a nuestros hijos, avanzar…


Por supuesto. ¡Pablo Iglesias estuvo aquí! Desafortunadamente no tuve la oportunidad de conocerlo. Pero fue increíble ver a dos personas jóvenes [Pablo Iglesias y Alexis Tsipras en el mitin de cierre de la campaña electoral griega] teniendo la oportunidad de cambiar las cosas.

¿Cómo fue su vida en Austin?


Es una ciudad con mucha actividad, mucha gente joven y muy dinámica. Está de moda y se ha convertido en el primer destino dentro de Estados Unidos. Los últimos años la ciudad se ha focalizado en fomentar la música en directo. Recientemente también se está abriendo a todo tipo de movimientos artísticos, así que para mí ha sido una experiencia bastante interesante. Dos veces al año hay jornadas de puertas abiertas de galerías y estudios. Estaba empezando a hacer cosas interesantes. Voy a mantener un base para seguir trabajando en algunos proyectos.

¿En qué proyecto está trabajando ahora?


Acabo de aterrizar y todavía me tengo que organizar. Pero mi idea es reactivar un proyecto que está ligado a un trabajo previo: "It's time to open de black boxes" (una instalación que la artista concibió en 2102 en la que reunió cien cajas negras con una palabra dentro, como forma de protesta contra la crisis política, económica y social). Mi idea es volver a hacer las preguntas que se hicieron entonces: ¿Qué te da miedo hoy? ¿Qué es lo que más quieres y querrías proteger? La respuesta tiene que ser una sola palabra. Mi idea es enviar esas preguntas a un abanico muy amplio de personas y para eso utilizaré Internet. Estoy trabajando con un equipo técnico pero tendrán que pasar meses hasta ponerlo en marcha.

"Imagen del artículo La artista preparando una de sus instalaciones. © Danae Stratou
La mayoría de sus trabajos consisten en instalaciones artísticas. Para realizarlas ha tenido que viajar con todo el mundo. ¿Cómo son esos viajes?


Mi trabajo consiste en recopilar información por el mundo, tomar el pulso a determinados lugares y luego, en mi estudio, crear la instalación. Mis desplazamientos son muy específicos, relacionados con proyectos muy concretos. Por ejemplo en The river of life (2004) viajé durante un año para filmar siete ríos de los más importantes del mundo [Danubio, el Nilo, el Amazonas, el Mississippi, el Niger, el Yangtsé y el Ganges]. Más tarde realicé Cut-7 dividing lines (2011), un proyecto en el que trabajé con Yanis [Varoufakis] fotografié siete fronteras conflictivas en el mundo [Chipre, Kosovo, Belfast, Etiopía-Eritrea, Palestina, India-Pakistan, México-USA].

¿Ha vivido peligros en alguno de sus destinos?


Cuando trabajé en Cut-7 dividing lines viajábamos a zonas conflictivas. En destinos como Etiopía, Tijuana o Kachemira vivimos momentos de bastante tensión. En Etiopía, por ejemplo, me llevé un susto. Había muchos miembros del ejército, hombres uniformados. Cuando me vieron hacer fotos trataron de arrancarme la cámara. Iba con un guía y un chófer. Yanis estaba conmigo. El conductor nos dijo cómo actuar. Reculamos muy tranquilamente hacia el coche y nos fuimos.

Su instalación, 'Desert breath', sigue en pie en el desierto de Egipto después de 18 años.


Sí, es increíble. Fue una experiencia alucinante que compartí con mi prima Alexandra Stratou y mi amiga Stella Konstantinides. Juntas formamos el equipo artístico D.A. ST. Para mí marcó un antes y un después. Elegimos los meses de invierno para trabajar y pasamos nueve meses viviendo en el desierto. Al final te acostumbras al calor. Después de ese proyecto, tan relacionado con la tierra y el mundo, me dieron ganas de seguir viajando y hacer otro tipo de instalaciones.

¿De qué creaciones/obras se siente más orgullosa y por qué?


Es difícil elegir. No todo mi trabajo tiene la misma importancia. The river of life supuso un punto de inflexión y a partir de ahí empecé a fijarme más en el elemento humano. Cut-7 dividing lines también fue muy importante, por la complejidad de los viajes. Otro de los momentos más increíbles fue cuando participé en la Bienal de Venecia (1999). Ahí entendí cómo funciona el mundo del arte a nivel internacional.

¿Y cómo funciona?


Es un sistema muy particular y tú decides si estás dentro o no. Aunque creo que es así en todas las profesiones, la moda, la política… Si quieres estar en el top y formar parte de ese mercado tienes que entrar en el circuito. En mi caso hubiera pasado por mudarme a Londres o a Nueva York. Pero por aquel entonces tenía dos hijos pequeños y mi decisión fue clara: elegí quedarme en Grecia, aunque intenté mantener una perspectiva global del arte y del mundo.

¿Es difícil ser artista en su país?


Ser artista es difícil en todas partes. En Grecia es aún más difícil porque no está dentro del circuito internacional del que te hablaba antes. Ahora que ha habido un cambio y que tenemos un nuevo gobierno espero que haya algún tipo de estrategia cultural para apoyar las artes visuales y otras formas de arte contemporáneo. En Grecia hay mucha gente buena porque tenemos un pasado histórico y cultural importante.

¿Le ayudó en tu profesión que tu madre fuese una artista famosa?


Mi madre [la escultora Eleni Potaga] es una artista importante pero no tan famosa como publican ahora los medios. También fue una cuestión de elección. Sus trabajos son muy interesantes pero ella no quería exponer en exceso. Yo crecí en un entorno muy creativo y rodeada de arte. Mi madre nos alentó mucho.

¿Qué recuerdo guarda de su infancia?


Nadar en el mar. Nos pasábamos el verano en bañador. Volver al colegio en septiembre y tener que ir vestido todo el día era una pesadilla.

Es usted la mediana de cinco hermanas, ¿cómo es su relación?


Estamos muy unidas y siempre nos hemos ayudado, aunque de niñas, por supuesto, también nos peleábamos mucho. Entre la mayor y la pequeña hay una diferencia de 16 años por eso no hacíamos planes juntas todo el rato.

¿Qué admira de sus padres?


Mi madre es una mujer de blancos y negros. Y eso es tan bueno como malo. Mi padre es una persona más conciliadora, que tiende puentes. Sus caracteres se compensan mucho. Se quieren y se han apoyado toda la vida. Para nosotras son un ejemplo.

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