Las mujeres copan la Bienal de Venecia
El nombre del pabellón japonés corría de boca en boca entre los periodistas y los profesionales en los días previos a la apertura al público de la Bienal de Venecia. Su visita era inexcusable. Y desde ayer, el público puede también disfrutar de la deslumbrante instalación de la japonesa Chiharu Shiota (Osaka, 1972). Se titula The Key in the Handy en ella millares de pequeñas llaves, provenientes de todo el mundo, penden de una enorme maraña de hilos rojos que sobrevuelan dos barcazas. Sentada a la sombra de unos árboles en la puerta del pabellón, la artista contaba que ha querido escribir una poesía dedicada a la ausencia y las huellas del pasado. Sus hilos rojos son una manera de enmarcar la memoria para conocer los propios orígenes.
Ella es una de las numerosas mujeres artistas de esta 56 edición de la cita mundial del arte contemporáneo con sus propuestas impactantes y arriesgadas. Tal vez haya sido la casualidad o el deseo de estar al nivel de la conciencia crítica e igualitaria del comisario general, Okwui Enwezor, pero lo cierto es que el protagonismo femenino en el certamen, que se prolonga hasta el 22 de noviembre, es mayor que nunca.
Basta con señalar algunos de los pabellones históricos ocupados por mujeres: Estados Unidos (Joan Jonas), Rusia (Irina Nakhova), Gran Bretaña (Sarah Lucas), Japón (Chiharu Shiota), Grecia (Maria Papadimitriou), Suecia (Lina Selander), Noruega (Camille Norment) o Chile (Paz Errázuriz y Lotty Rosenfeld). Además, se aprecia una notable presencia de mujeres en otros pabellones que llevan varios artistas, como es el caso de México (Tania Candiani) o España, donde Helena Cabello & Ana Carceller junto a Pepo Salazar y Francesc Ruiz reinterpretan la figura de Dalí. Los asistentes podrán contemplar también los premiados con los Leones de Oro al pabellón de Armenia y al artista Adrian Piper por su obra All the World´s Futures goes
A pocos metros de Japón se encuentra el Pabellón de Reino Unido con la artista más mediática de la Bienal: Sarah Lucas (Londres, 1962), famosa desde finales de los años ochenta por unas obras que se mueven entre el erotismo más crudo y el sentido del humor más agudo. La escultura de un falo caminando a cuatro patas recibe al visitante. A lo largo de cuatro salas, la creadora recrea a tamaño natural partes del cuerpo masculino o femenino en cuyos orificios ha colocado cigarrillos. Con menos glamour mediático, pero con un interés mayor si cabe, el Pabellón de Estados Unidos expone a Joan Jonas (Nueva York, 1936), pionera de la performance, el cine experimental, la instalación y el vídeo. Conocida por su feminismo militante, Jonas se califica a sí misma como antropóloga del arte. Su trabajo en el pabellón es un homenaje a los océanos como fuente de vida y universo de los seres vivos. De la naturaleza y de la memoria habla también Irina Nakhova (Moscú, 1955) en el Pabellón de Rusia. Dentro del edificio, la artista ha recreado una construcción llena de ventanas artificiales en las que se proyectan simultáneamente imágenes del pasado e instantáneas de la Rusia más moderna y cosmopolita.
En el presente está inspirada la instalación de Maria Papadimitriou (Atenas, 1957) para el Pabellón de Grecia. La artista, que fue protagonista de una exposición en el Reina Sofía en enero de 2004, recrea la vivienda de un viejo taxidermista que ha perdido su casa y posesiones. Titulada ¿Por qué miras a los animales?, la obra arranca con un vídeo en que el protagonista, Dimitris Ziogos, habla de los orígenes de su familia de desplazados armenios. Papadimitriou explica que la instalación tiene múltiples lecturas y que, aunque la primera sea la de la ruina económica que soportan en Grecia, cada uno puede tener una visión propia: “Aquí se habla de un hombre con un trabajo determinado, pero se puede traducir por una metáfora griega. La vida es un largo viaje con muchas lecturas y cada uno aprende las lecciones que les interesan”.
En el nuevo Pabellón de México, por primera vez dentro de los recintos oficiales, Tania Candiani comparte con Luis Felipe Ortega una misma instalación, Possesing Nature, en la que se recrea un muro construido para contener el avance del agua, como ocurre en Venecia y como sucede en algunas ciudades mexicanas. Respecto al novedoso aumento de la presencia de mujeres artistas, Candiani asegura que la igualdad solo se habrá conseguido el día en el que dejemos de contar el número de mujeres presentes en un evento: “Será la señal de que la igualdad ha llegado para quedarse”
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